El proyecto que comenzó en un pequeño taller de barrio hoy está presente en más de 120 países
Como si de una de las grandes empresas tecnológicas que nacieron en un garaje en Silicon Valley se tratase, Sevilla también cuenta con su propia historia de emprendimiento y visión de futuro. A muchos puede que les suene, a otros no, pero la empresa de origen humilde que triunfa en medio mundo tiene nombre: Hidral.
Lo que comenzó como un pequeño taller en la ciudad hispalense se ha convertido en una empresa global con presencia en más de 120 países y aproximadamente el 70% de su producción está destinada a mercados internacionales.
Hace medio siglo, en 1975, en los bajos de una vivienda familiar del barrio de San Jerónimo, Florencio Chacartegui Vázquez y sus socios pusieron en marcha un proyecto que cambiaría el sector de la elevación industrial. Nacía, así, discretamente, sin ruido, la empresa de elevación industrial más grande de Andalucía, Hidral.
El sector ascensorista estaba, por esa época, en plena transformación y Sevilla tenía el talento necesario para formar parte de ese cambio. Florencio Chacartegui, ingeniero con una visión emprendedora casi visionaria, supo ver la oportunidad y fundó Hidral con un claro objetivo: ofrecer soluciones de elevación innovadoras y adaptadas a las necesidades del mercado.
Este 2025, Hidral cumple 50 años de historia y sus ascensores están presentes en infraestructuras de todo el mundo. “Nuestro crecimiento ha sido fruto del esfuerzo constante, la capacidad de innovación y el compromiso con la calidad. No solo exportamos ascensores, exportamos confianza”, explica Florencio Chacartegui, director general de Hidral.
Una empresa con ADN global y raíces locales
Es bien sabido que nadie es profeta en su tierra, y quizá algo de eso le ha pasado a Hidral. Si hiciéramos una encuesta a pie de calle, pocos acertarían a colocarlo en el mapa, pero su sello está presente en multitud de elevadores de empresas, centros comerciales de todo el mundo… Y, por supuesto, en los sectores especializados de la industria ascensorista internacional: su nombre es sinónimo de calidad e innovación.
Problemas de “branding” a parte, el aparente anonimato de sus siglas no ha frenado el camino hacia el éxito de la empresa. Desde sus comienzos, tuvo clara su vocación de expansión que va más allá de vender productos en el extranjero. Pionero de marca blanca, actualmente, cuenta con delegaciones comerciales en Francia, Italia, Reino Unido, Oriente Medio y Rusia, así como una red de distribuidores y socios estratégicos en mercados clave.
De hecho, si colocáramos en línea cada una de las soluciones de elevación que Hidral ha fabricado a lo largo de sus 50 años, la distancia recorrida daría la vuelta al mundo. Desde pequeñas plataformas de carga hasta ascensores de gran capacidad, con más de 2.000 unidades producidas anualmente, Hidral no solo ha elevado estructuras, sino también oportunidades, llevando su tecnología a los rincones más lejanos del planeta.
Pero si algo define a Hidral, es su vínculo con Sevilla y su gente. Un alto porcentaje de sus casi 300 empleados son de Sevilla, algunos de ellos con décadas en la empresa. Aquí, el compromiso es mutuo: Hidral genera empleo y oportunidades en su tierra, y su equipo humano devuelve con creces esa confianza, haciendo de la empresa una gran familia donde todos reman en la misma dirección.
Mirando al futuro: esencia y compromiso
Desde sus primeras incursiones en el mercado hasta su consolidación como un referente global, cada etapa ha sido un peldaño más en su ascenso hacia el éxito.
Para asegurar su continuidad y expansión, en 1998 tuvo lugar un giro estratégico que sentó las bases de una nueva era. En 1999, Florencio Chacartegui hijo asumió la dirección general, en un momento clave en el que la empresa se desvinculaba de sus socios y consolidaba su identidad como compañía familiar. Con ello, se reforzaron los valores fundacionales que la habían hecho crecer.
Sin embargo, el espíritu de ampliar las miras del negocio de la empresa ya se había puesto en marcha mucho antes. En 1994, había cruzado fronteras por primera vez al participar en la feria internacional del ascensor en Bruselas, un hito que marcó el inicio de su expansión global. A partir del año 2000, con una estrategia clara, comenzó un proceso de profesionalización y una firme apuesta por la internacionalización, asentando su presencia en el mercado mundial.
El camino hacia la excelencia no se detuvo ahí. En 2017, se dio un nuevo salto cualitativo con la conformación de un Consejo de Administración que incorporaba consejeros externos independientes. Esta decisión no solo aportó una visión más estratégica, sino que también garantizó una toma de decisiones basada en la experiencia y el conocimiento del sector.
Cada paso en esta trayectoria ha sido un testimonio de resiliencia, crecimiento y ambición. Pero, a diferencia de los relatos de ficción donde las empresas familiares se ven envueltas en luchas de poder y conflictos internos dignos de una serie de televisión, en Hidral todo se ha desarrollado de forma natural. El Consejo de Administración lidera con criterio y objetividad con una visión a largo plazo y la consolidación de una identidad empresarial que sigue mirando hacia el futuro.
Actualmente, con más de 28.000 m² de instalaciones, Hidral sigue evolucionando y es, en cierto modo, por su reflejo incansable del carácter andaluz. La apuesta por la digitalización, la eficiencia energética y la conectividad en los sistemas de elevación refuerzan su posición como referente en el sector.
En palabras de Chacartegui: “El crecimiento de Hidral no tiene techo. Seguimos invirtiendo en innovación, en talento y en nuevos mercados para que nuestro sello sevillano continúe elevando proyectos en todo el mundo”.
Después de 50 años, Hidral no solo celebra su historia, sino que también mira al futuro con determinación. Seguir creciendo, innovando y elevando proyectos en todo el mundo es su propósito. Y lo hará con el mismo espíritu con el que empezó: con esfuerzo, con visión y con el orgullo de llevar el sello andaluz a lo más alto.
